¿El estrés puede afectar a la digestión?

El estrés puede afectar a todas las partes del cuerpo, incluido el tubo digestivo. El cerebro envía una señal de socorro cuando percibe estrés, tal como un examen que uno va a tomar, una entrevista laboral, una bandeja de entrada llena de trabajo o el ataque de un tigre enorme. Esta señal llega a las glándulas suprarrenales, que segregan cortisol y adrenalina en respuesta a este estrés.

El cortisol desvía la sangre del tubo digestivo a los músculos esqueléticos para que tengan suficiente oxígeno y nutrientes en caso de que sea necesario luchar contra el peligro o huir de él.

Si bien esto es una ventaja si vives en medio del bosque (como lo hacían los humanos hace miles de años), es un proceso evolutivo que no necesitamos hoy en día. En la actualidad, gran parte del estrés proviene de una gran carga de trabajo, problemas de pareja u otros problemas de la vida cotidiana. Generalmente, no necesitamos utilizar nuestros músculos esqueléticos para huir de estas cosas, pero aún tenemos esa respuesta al estrés que los humanos han desarrollado a lo largo de miles de años en respuesta a la percepción de peligro.

Tu digestión recibe menos sangre cuando sientes estrés debido a esta arraigada respuesta al estrés. Como resultado, tu digestión se puede ralentizar y puedes experimentar más hinchazón abdominal, molestias o dolor.

Cada persona responde de una manera diferente al estrés, entonces es posible que algunos de ustedes no experimenten muchos problemas digestivos al estar extremadamente estresados. No obstante, otras personas pueden ser más propensas a la hinchazón, estreñimiento o diarrea cuando están ansiosas y estresadas. Esto es particularmente cierto si ya padeces un trastorno gastrointestinal crónico, como el síndrome del intestino irritable (SII), la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) o la insuficiencia pancreática exocrina (IPE).

Considera la posibilidad de agregar técnicas de gestión del estrés para ayudar a reducir los síntomas digestivos negativos.