¿Puedo hacer ejercicio si estoy enfermo?

Todos nos hemos enfermado en algún momento de nuestra vida. La enfermedad es inevitable y a veces llega en los momentos más inesperados e inoportunos.

Si tienes una enfermedad que no es muy grave, es posible que solamente tengas síntomas leves, como cansancio o pequeños dolores de cabeza. Pero si tienes una enfermedad moderada o hasta grave, los síntomas pueden ser mucho peores. En ciertos casos, la enfermedad puede provocar fatiga extrema, mareos, calambres, dolores, náuseas y vómitos.

Para aquellas personas que disfrutan hacer ejercicio, puede ser difícil determinar qué hacer al estar enfermas. ¿Debes dejar de hacer ejercicio por completo? ¿Puedes seguir haciendo ejercicio pero reduces la intensidad? ¿Puedes seguir con tu rutina de ejercicios habitual y combatir la enfermedad?

La respuesta depende mucho de la gravedad de la enfermedad.

¿Cuándo no debes hacer ejercicio si estás enfermo?

En general, se debe reducir significativamente el ejercicio cuando se está enfermo. Si tu cuerpo fue infectado por un virus o una bacteria, utiliza mucha energía para activar una respuesta inmunitaria para poder deshacerse de estos patógenos dañinos.

Si estás ejercitando mucho mientras tu cuerpo está tratando de combatir una infección, puedes causar que tu activación inmunológica se ralentice, lo cual retrasaría tu recuperación.

Asimismo, está la cuestión de la seguridad. Si te sientes cansado, mareado y tienes náuseas, hacer un entrenamiento intenso probablemente sea lo último que tu cuerpo quiera hacer.

Tal vez pongas en riesgo tu seguridad si vas a levantar pesas pesadas o intentas hacer sprints en la cinta de correr cuando no te sientes bien. Si sientes cansancio y mareos, se te pueden caer las pesas o te puedes resbalar de la máquina de cardio, lo que puede causar lesiones graves.

¿Por qué deberías hacer ejercicio si estás enfermo?

Sin embargo, el ejercicio puede ser beneficioso cuando alguien está solo un poco enfermo. Según las investigaciones, el movimiento físico puede fortalecer el sistema inmunológico.

El ejercicio estimula la liberación de endorfinas, que son analgésicos naturales y estimular el estado de ánimo. Si sientes molestias, dolores o calambres leves, el aumento de endorfinas puede ayudarte a aliviar los síntomas. Asimismo, puede ser una buena manera de salir al aire libre y respirar aire fresco, que puede aliviar los dolores de cabeza y la congestión.

Cualquier tipo de movimiento sirve como una gran distracción cuando no te sientes lo mejor posible. El movimiento ligero puede distraerte de tus síntomas y hacer que te sientas inmediatamente mejor, independientemente de si se trata de un paseo tranquilo por la calle o un estiramiento leve.