¿En qué consiste la conexión entre el intestino y el cerebro?

¿Alguna vez has oído hablar de "mariposas en el estómago"? O quizás tú mismo hayas experimentado este fenómeno en el pasado.

Otro ejemplo es cuando hablamos de una reacción "visceral" para referirnos a un sentimiento que viene de lo más profundo y que es irrefrenable.

Los fundamentos de por qué sentimos las cosas en nuestras zona abdominal tiene que ver con el eje intestino-cerebro o la conexión intestino-cerebro. La parte inferior del aparato digestivo y el cerebro están físicamente conectados a través del nervio vago y se comunican entre sí de manera bidireccional. El eje intestino-cerebro. Comprende una red de nervios dentro del sistema nervioso central y el sistema nervioso entérico. En conjunto, estos nervios permiten al intestino enviar señales a al cerebro, y viceversa.

Se cree que el eje intestino-cerebro influye en la salud mental, el estado de ánimo, la cognición, las emociones y la percepción del dolor. Es por esta conexión estrecha entre el intestino y el cerebro por lo cual una mala salud intestinal puede repercutir sobre la salud mental. A esto se suma el hecho de que hasta el 90 o el 95 por ciento de la serotonina (la sustancia química de la felicidad) se genera en el intestino.

La microbiota intestinal humana está compuesta de millones de bacterias, virus y hongos, todos los cuales colaboran con los procesos digestivos y contribuyen a mantener la salud. Para estar saludable, es importante que los intestinos estén en excelentes condiciones y hacer que las bacterias beneficiosas del colon estén lo más a gusto posible.

Los desequilibrios en la microbiota intestinal (conocidos como disbiosis), comportan un mayor riesgo de padecer una amplia gama de trastornos de salud mental o afecciones relacionadas con el deterioro del comportamiento y los sentidos, como ansiedad, depresión, autismo y trastornos del estado de ánimo.