No todos los azúcares son iguales
El azúcar es un término general que se utiliza para describir los alimentos que contienen carbohidratos. Esto incluye todo, desde las frutas hasta el almidón y las golocinas.
Se ha descubierto mediante las investigaciones que una dieta con alto contenido de azúcar puede aumentar los riesgos de padecer ciertas enfermedades. Si bien se sabe que el azúcar puede tener consecuencias negativas para la salud, no todo el azúcar es igual. Los azúcares altamente procesados se metabolizan de forma diferente en el cuerpo que aquellos derivados naturalmente, como los que se encuentran en las frutas y los carbohidratos complejos.
Los azúcares se clasifican como monosacáridos o disacáridos. La glucosa y la fructosa son monosacáridos, que también se denominan azúcares simples. Juntos, forman disacáridos.
La glucosa es la fuente de energía que el organismo prefiere. Suele encontrarse en el cuerpo unido a otro monosacárido para formar un disacárido. Por ejemplo, la sacarosa, que suele encontrarse en los cereales, las frutas y las verduras, se forma con base en una glucosa y una fructosa.
La fructosa se encuentra en las frutas y los tubérculos, la miel y el agave; el organismo digiere lentamente la fructosa de los alimentos integrales. La fibra ayuda a ralentizar la digestión de los azúcares, evitando un rápido aumento de la concentración de azúcar en sangre. Las frutas aportan varios micronutrientes adicionales que son beneficiosos para la salud.
Asimismo, la fructosa es un componente del jarabe de maíz de alta fructosa, que se encuentra en golosinas, pasteles y refrescos. Los azúcares, en su estado altamente procesado, entran rápidamente al torrente sanguíneo, lo cual altera los niveles de insulina. El consumo excesivo de azúcares altamente procesados es lo que se relaciona con el mayor riesgo de enfermedad. Cuando los azúcares simples entran al torrente sanguíneo, el sistema digestivo los descompone rápidamente, provocando un gran pico de azúcar en la sangre que puede contribuir al desarrollo de la diabetes de tipo II a medida que pasa el tiempo.
Las personas que consumen una dieta rica en jarabe de maíz de alta fructosa y otros azúcares simples tienen más probabilidades de sufrir enfermedades cardíacas en comparación con las personas que llevan una dieta rica en fruta. En cambio, las dietas ricas en frutas muestran un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
En lo que respecta al consumo de azúcar, intenta enfocarte en consumir alimentos integrales y de una variedad de frutas y verduras. Esto asegurará que obtengas los nutrientes esenciales para maximizar tu salud.